Santiago Runners presente en Maratón de Boston 2009


Este lunes 20 de abril, cuando ustedes estén realizando sus labores o tomándose un coffee break a media mañana diez miembros de nuestro Santiago Runners Club estaremos concentrados en Hopkinton, un pintoresco pueblo en Massachusetts, donde comienza la maratón más tradicional y reputada del mundo, la 113° Boston Athletic Association Marathon. Un escenario particular pues es la única maratón donde se exige clasificar con un tiempo mínimo; debido a esto es considerada “los Juegos Olímpicos de las maratones masivas” y todo aquel que se  planta en la partida sabe que aún cuando no conozca el historial de los runners que lo rodean ellos son de una categoría especial (han luchado para ganarse un lugar allí), y lo hacen sentir. Un dato: en esta edición 7.000 de los poco más de 23.000 atletas clasificaron con menos de 3:15:59, es decir, un tercio de los competidores.
Teniendo tantas ediciones su historia está llena de anécdotas y leyendas azuzadas por un circuito de difícil geografía y clima impredecible. En las primeras ediciones los maratonistas corrían con zapatos de cuero y suela sobre caminos de tierra, de hecho los entrenamientos inicialmente incluían largos a pie descalzo para curtir la planta de los pies; posteriormente se asfaltó de la ruta con un material algo precario a base de alquitrán, conque aquel 20 de abril de 1927 cuando la temperatura alcanzó los 28°C, el alquitrán de derritió y llenó de ampollas los pies de hasta los más rudos atletas por igual, eran otros tiempos, de hombres como el 7 veces campeón Clarence DeMar y John A. Kelly con dos triunfos en ¡61 participaciones! (tiene el récord, ha corrido desde los 20 a los 84 años), runners bravos que corrían por el honor, para ganar respeto y/o acceder a mejores empleos en tiempos posteriores a la gran depresión, como “Tarzán” Brown, indígena de Narraganset que por el color de su piel en una sociedad de blancos de los años ´30s pese a ganar en dos ediciones nunca obtuvo trabajo alguno como beneficio por haber triunfado, teniendo que conformarse tan sólo con el oro de la medalla del unicornio –icono de la B.A.A.- que se le entregaba a los vencedores, del 2° al 8° medallas de plata, y al resto le daban… ¡un estofado de carne y gracias por participar!. Sí, era para valientes, no hubo puestos de agua hasta los años ´70s, y si tenías algo de suerte algún espectador te daba un hollejo de naranja, las mujeres recién comenzaron a participar  oficialmente en  el año 1972 –aún cuando Roberta Gibb fue la primera en correrla sin número en 1966 en respetables  3:21-, antes era sólo cosa de hombres. El machismo fue dejado de lado y años más tarde Joan Benoit batió allí el record mundial en 1983.
Inicialmente participaban unos 400 atletas, de hecho a fines del siglo XIX se permitía correr sólo un maratón en la vida por el riesgo de morir por el esfuerzo. Al pasar de los años con el boom del running en Norteamérica el número de participantes creció impulsado por Frank Shorter, luego de su oro en los J.J.O.O. de Munich 1972, los organizadores se dieron cuenta de los grandes beneficios para la comunidad por lo que se amplió el cupo de atletas hasta las cifras de la actualidad, no fue fácil pues el circuito es el mismo de hace décadas y la ruta es un tanto estrecha. Esta fue la razón de exigir marcas mínimas y limitar el número de atletas. Actualmente se corre en dos tandas de 10.000 y 13.000 atletas separadas por 30 minutos.
El circuito pasa por una serie de 8 condados o pueblos, la primera mitad es de bajada, luego desde el kilómetro 26 al 33 vienen cuatro desafiantes lomas coronadas por el famoso Heart Break Hill para luego descender nuevamente hasta Boston, lo complicado es la sinuosidad del circuito y la ubicación de las lomas en la carrera. Bill Rodgers ganador en los '70s de cuatro versiones dice que lo difícil no son las lomas si no las ondulantes bajadas donde los calambres y los cuadriceps te hacen trizas si no has sido prudente en la primera mitad.
Ya les contaré de primera fuente mi experiencia junto a las de mis compañeros Santiago Runners: Cristián Pedrasa, Francisco Olivarí, Marcos Nicolaides, Carlos Rumié, Fernando Guzmán, Francisco Espinosa, Sebastián Letelier, Sergio Molina y Jaime Sanhueza quienes pasaremos a formar parte de la historia del running en Boston así como ya lo hicieron grandes runners de nuestro club para su centenario en 1996 Víctor Cabrera, Santiago Gordon y Alejandro Ulloa; en el desastre de 2003 -con calor y humedad - Enrique Urrejola, Hernán Monckeberg, Ramón Eluchans, Rodrigo Zegers, José Luis González, Gonzalo Poblete,  José Miguel Gana, Benjamín Berrios, Felipe Cabello, Julio Calisto, Pato Campos, René Ramírez, Rodolfo Gómez, Gabriel Ruiz-Tagle, Carlitos Serrano, Malio Tremolini, Sonia Pérez, Paula Vildósola, Isabel González y Albertina Zúñiga, poseedora del récord del circuito en categoría sobre 70 años con un tiempo oficial de 4:04:56 (para efectos de records siempre usa tiempo del balazo ¡siendo su tiempo chip 3:54:54!); y en el terrible 2007 cuando casi se suspende por primera vez en la historia por un temporal con fuertes ventiscas y aguanieve sufridas por Rodrigo Ugalde y Ricardo Gebauer, pero esos son otros relatos que forman parte de una historia en común, la historia de la Boston Athletic Association Marathon.

Adrián Rodríguez

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