La Marine Corps Marathon se celebró en Washington por 35ª ocasión,
es considerada la cuarta en importancia después de Boston, NY y Chicago para
los norteamericanos. Con estos pergaminos y 32.000 participantes (10.000 de
ellos en un 10K que se corre en paralelo el último tramo de la maratón) hacen
de esta una fiesta para el corredor popular. La Ale Kantor
nos consiguió tres amplias minivans para ir a la partida, ya en el lobby del hotel
en Georgetown a las 6:30 de la mañana se respiraba ese rico y tan
característico ambiente mezcla de nervios y complicidad entre nuestros
compañeros Santiago Runners, como un grupo de niños antes de hacer una travesura. Nos bajamos
en el Pentágono, ante la gran concurrencia y revisiones propias de eventos
masivos tuvimos que salir corriendo hasta nuestros corrales. Parte la carrera,
yo me ubiqué con Jaimito Sanhueza convenientemente a 10 metros de la línea de
partida, y nos fuimos juntos por 10 kilómetros siguiendo al pacer de 3:10. Mas
atrás un interesante grupo de SR paceados por Sergio Rodriguez para bajar las
4:00: Pauli, Andrés Calderón, Patymac, Karin y Patito. Otros con Omar de pacer
como Carlos Rumié, Gonzalo Roure quien luego fue esperando y marcando el paso a
Mariana y Magdalena. Ese era el espíritu de equipo que se respiraba en la
carrera. El recorrido es hermoso, sobretodo en otoño, Washington es una ciudad
baja, muy arbolada con cualquier cantidad de parques. La temperatura que nos
tocó mejor imposible: 10 a 14ºC, parcial despejado y casi sin viento. En
cualquier parte da para hacer record pero un detallito: el circuito es duro,
similar a NYC. Si dividimos la carrera en tres, la primera parte es como correr
por el parque metropolitano en miniatura eso si, la segunda es un panqueque de
plana y la tercera es una mezcla con subidas muy tácticas.
Salimos de Virginia y cruzamos el Potomac hacia la reserva natural
de la U. Georgetown me sentía maravillado entre tanta casita linda con laguna
incluida. Decidí guardar piernas y Jaime se me perdió de vista. Cuando terminé
el tramo por Georgetown y comenzó la parte plana aceleré prudentemente el
ritmo. Esta parte es un caramelo para el alma de un runner, planito,
recorriendo la ribera del río más una cancha de golf. Por el kilómetro 25 nos
metemos en el corazón de Washington donde muchos compatriotas apoyaban, y
nortemaericanos tambien, incluso escuché dos CHI-CHI-CHI de unos gringos, casi
me fui de espaldas y tuve que replicar con un fuerte ELE-E!! la marca que
dejaron los mineros aquí es super palpable ya que el año pasado unos mineros en
Virginia vivieron un situación similar y los dejaron morir antes siquiera
intentar sacarlos. Un gringo de una reputada tienda de ropa me dijo luego que
lo de Chile fue una remezón a la conciencia y la forma en que se están haciendo
las cosas en USA, eso me llegó.
Pues el corazón del DC se llama The Mall, y es un parque -para
variar, así de linda es esta maratón- que reúne al poder ejecutivo, legislativo
y cultural con edificios como la Casa Blanca, el Capitolio el museo de historia
americana, la National Gallery, Museo Aeroespacial, etc... Washington está
llena de tremendos museos y ¡todos gratis! con esto se termina el periplo por
el DC para meternos en la ultima parte que se corre integra en Virginia.
Hay una parte por el kilómetro 32 que se llama Cristal City, y esta
todo decorado con banderas multicolores y cualquier cantidad de gente
alentando, acá uno se cruza con otros runners, a Jamie lo busqué y no lo vi. Al
que si vi cuando venía entrando a la city fue a Carlitos Rumié a muy buen
ritmo.
Al salir quedan cuatro kilómetros y me dije "bueno, total solo
queda esa subida empinada que me comentó Felipe Cabello al final, voy a apretar
para atacar las 3:12" (los 3:10 ya eran historia a esas alturas), cuando
voe dos carteles que decían: "Beat the bridge", "that bridge
it´s your bitch!". Alzo la vista y ahi una subida a un puente, "qué,
tanto color le ponen!..." -me dije-, y empiezo a pistonear a buen ritmo
cuando voy comprobando que no era un puente si no 2 kilómetros de autopistas
con subidas y bajadas comepiernas. Vi a varios tratando de recuperarse de
calambres a dos por allá vomitando, duro-duro.
Cuando por fin salgo por el Pentagon un marine me dice "¡one
mile!" eso son 1.600 metros, yo esperaba divisar esa subida y no llegaba
nunca, al final doblo a la izquierda y por fin la subida, 250 metros
empinadísimos que obligaban a muchos a caminar, acorté el tranco y seguí
pistoneando, cuando tras una curva la anhelada meta, cruzo en 3:14:16, lejos de
mi meta pero contento de haber participado en esta linda carrera. Me dirijo por
mi medalla y me quedo a los pies del monumento a Iwo Jima donde tengo vista
panorámica de los que seguían llegando a la espera de mi señora que quería
bajar las 4:00. Me junto con Gonzalo Roure que venía desecho, con Mariana que
venía con la cara llena de risa "me hice 3:54:42, cuatro minutos menos que
mi PR!!!", luego Omar que al final entre pitos y flautas se corrió como
45km "pucha que dura estuvo", me dijo, ("o sea que no estuvo
nada de mal lo mio", pensé), veo a Sergio R. (el pacer), me sobresalto, ¡¡¿y
la Pauli?!! , "se me quedó en el kilómetro 34" me dijo, cruzo los
dedos, al rato aparece Nicolás Roca, Andrés Calderón, Ramón Eluchans y
finalmente mi señora. La abrazo y le digo que aunque no bajó las 4:00 igual
había bajado 4 minutos su PR (hizo 4:03), que le alcanza para ir a Boston el
2012 cuando cambie de categoría, asi que yo estaba super feliz y la Pauli media
incrédula pero lamentando haberse quedado sin piernas. Por último esperamos a
la Paula Vildósola quien corrió toda medicada con antibióticos por una
infección y mal hidratada, lo que la llenó de calambres, primera vez que tuvo
que parar, pero nunca pensó en abandonar. Su orgullo SR pudo más, como con
Gonzalito Roure quien terminó en la asistencia médica por el esfuerzo (vino a
correr estando en tratamiento por sobreentrenamiento), pero no aflojó nunca.
Ese es mi club, esa es la calidad de compañeros runners que tenemos, ni hablar
del ya crack de Jacobo Rojas quien ganó su categoría con su segunda mejor marca
personal, notable. ¡Ah! ¿que pasó con Rumié y Jaimito, mi partner?, Carlos hizo
3:23:07 y Jaime 3:10:45, ocho minutos menos que su última maratón, toda una
gracia.
Conclusión, una maratón dura pero hermosa que valió cada dólar
invertido y kilómetro corrido.
Para terminar nos
juntamos a comer en Nick´s, dato de Roberto Matus y Rodrigo Valdés donde
comimos, brindamos y celebramos alegremente.
Adrián Rodríguez
Adrián Rodríguez
Comentarios
Publicar un comentario